Barrio Escalante tiene la plácida apariencia de un barrio residencial, pero es, en realidad, un laboratorio. En sus calles se experimenta con texturas, olores y sabores: es una casa abierta que siempre ofrece buena comida.
En unas cuantas cuadras puede viajar del Mediterráneo a la Feria del Agricultor y, de vuelta, por Argentina y el Caribe. El barrio aspira a albergar el Paseo Gastronómico La Luz. Hoy, ya es una de las zonas más emocionantes para quienes tengan un paladar exigente.
Sobre la calle 33, que inicia en la antigua pulpería La Luz – hoy, Bagelmen’s–, y en los alrededores de el Farolito, se encuentran casi 40 restaurantes y sodas. Elegimos cuatro para dar una probada de este menú.
Platos viajeros. Uno de los primeros restaurantes sobre la calle 33, que concentra una docena de locales, es Sofía Mediterráneo. Para sus dueños, la existencia de un paseo en este sector transformaría la vida nocturna josefina.
Mehmet Onuralp y Hassan Yildiz han impulsado, junto con otros dueños de negocios, la creación de una asociación. “Somos competencia, pero tenemos un montón de cosas en común, problemas en común. Si cada uno hace su trabajo bien, vamos a avanzar”, dice Onuralp.
Los turcos regentan un laboratorio “gastronómico, educativo y cultural”. Cordero, pescado, hierbas y especias se conjugan en un recetario que recupera lo antiguo y celebra la fusión moderna.
En Sofía han celebrado noches para conocer la cocina búlgara, veladas de música mediterránea, cenas para conocer los platillos preferidos de los artistas… Todo se prueba y todo cabe: para Onuralp y Yildiz, se trata de que la gente viva una experiencia completa, y no solo llegue a comer.
En el barrio también hay opciones de comida italiana de alta calidad, como L’Ancora, IL Caffé Da Vinci y Limoncello. Asimismo, en Lolo’s y La Cava de Lolo se hace pizza y comida mediterránea.
Fresco y vivo. Al Mercat es un nuevo local cerca de el Farolito. Alta cocina con ingredientes autóctonos: así lo define su chef y creador, José González. Su inspiración: “Texturas, sabores, vivencias y recuerdos”. Su meta: “Mostrar a la gente que también la comida del día y la comida del día a día puede ser comida de primer nivel”.
Tal ambición llega a la mesa en la forma de suculentos almuerzos hechos con productos frescos – algunos, comprados por la mañana en el mercado, o recolectados en el mismo barrio y en una finca tirraseña –.
Al Mercat nació como un blog; luego se convirtió en un restaurante de puertas cerradas, Gallo. Ahora, recibe a sus clientes para almuerzos ejecutivos y, las noches de viernes y sábados, cenas de degustación.
“Para nosotros, es muy importante generar cocina a partir de condiciones climáticas, con el producto de temporada y otros elementos que configuran herramientas para generar comida seria y armónica”, explica González.
Para González, la vivacidad de Escalante puede ofrecer una gran oportunidad a los asiduos a buena mesa. “Aunque no sean costarricenses, igual la gente va a salir a comer, va a definir qué es bueno, qué malo, va a definir opciones San José es muy reducido en opciones, y lo que queremos es posibilidad de probar distintas cosas y ojalá de primera calidad”, considera.
Otros restaurantes de opciones saludables o vegetarianas son el café y restaurante Árbol de Seda, el restaurante de comida dietética Low Calories y el restaurante de comida caribeña Yukawala.
Nota tomada de La Nación