La transformación de un barrio: ¿Qué pasó en Escalante?

Lo que ha sucedido en el barrio josefino desde 2010 no es producto del azar: la organización vecinal y las alianzas público-privadas son las causas de una transformación que nos tomó a todos por sorpresa. Más que un paseo gastronómico, Escalante es un ejemplo para la ciudad.

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Dos de las primeras cosas que dicen los vecinos y empresarios de Escalante cuando se les pregunta acerca de la evidente transformación que ha atravesado el barrio josefino desde 2010 van en las líneas de “el festival gastronómico no es representativo del resto del año” y “no todo aquí se trata de comida y restaurantes”. Es una defensiva loable.

No obstante, ese argumento también puede ser cuestionable; es decir, si las artes culinarias no son tan sustanciales al hablar de Escalante, ¿cuál es el sentido de mencionarlo a la primera y por qué existe la impresión de que gran parte de la ciudadanía está hablando de eso?

Sin embargo, luego de que al más reciente Festival Gastronómico La Luz llegaran más de 30.000 personas (mucho más de lo que el barrio y sus comercios son capaces de contener), la preocupación de los vecinos es comprensible. Para ellos, barrio Escalante necesita encontrar el equilibrio entre su mayoritaria zona residencial y su explosivo crecimiento comercial, y para algunos vecinos a veces no queda de otra que poner la mano sobre la mesa y recordar que la parte gastronómica es tan solo uno de los componentes de este singular proyecto comunitario.

Para Johnny Araya, alcalde de San José que en su pasado mandato municipal ordenó financiar un plan de renovación del barrio a realizarse entre 2010 y 2015, Escalante es un ejemplo de iniciativa, desarrollo y organiza-ción, pero paralelamente admite que falta mucho camino por recorrer. Para la Asociación de Vecinos de Barrio Escalante es menester involucrar más a la comunidad, y para los negocios el terreno está más fértil que nunca (lo evidencia las solicitudes de patentes que no cesan).

En todo caso, buena porción de aquellas 30.000 personas que visitaron el tercer festival gastronómico recuerdan un barrio Escalante muy diferente no hace tanto tiempo atrás, y quizá muchos se pregunten cómo y en qué momento este suburbio al este de la capital se convirtió en un ineludible destino de esparcimiento y apropiación del espacio público.

Algo es certero en esta historia: esto no es fortuito. El Escalante de hoy no es producto del azar. Todo lo contrario: es producto de un proceso comunitario que Araya tilda de “inédito”.