Desde que la Feria Verde de Aranjuez empezó a latir en el barrio al norte de San José, levantarse temprano los sábados para ir de compras dejó de ser una pesada obligación. Cada fin de semana, en elcomplejo polideportivo de Aranjuez , unas 2.000 personas enamoradas de la naturaleza compran, desayunan, practican yoga, escuchan música y pasean a sus perros. Las bolsas de tela salen llenas de verduras, pero también se lleva la satisfacción de una placentera mañana de paseo.
“No es como en otras ferias a las que vas, encontrás un producto, y te vas para la casa. Es un ambiente de gente pura vida… como una familia”,
comenta Sara Ramírez, vendedora de los libros de imágenes de naturaleza de Árboles Mágicos. Con ella coinciden otros oferentes que no son agricultores: músicos, cocineros y artesanos. Cinco años después de la apertura, más de 400 productos de 100 comerciantes enriquecen el mercado, uno de los pulmones de las tendencias de gastronomía saludable y métodos de producción orgánicos y artesanales.
A un par de meses de su aniversario, caminamos entre los cajones de tomates y los aromas del maracuyá fresco para averiguar qué hacía de la Feria Verde un sitio tan distinto. “Es un evento de convergencia de personas que comparten valores de sostenibilidad y buen vivir”, considera Francisco Grau, uno de los administradores.
Con frecuencia, se presentan conciertos, títeres y otras expresiones artísticas; aquí, la creatividad se siente en casa. Los toldos, apoyados en bambúes, muestran productos rigurosamente seleccionados por la administración de la Asociación Amantes de lo Orgánico (AAMOR) .
Este sábado, de 7 a. m. en adelante, lleve su bolsa de tela, dinero en efectivo, y prepárese para desayunar a la sombra de los árboles del parque.
Florecimiento. En el 2008, un grupo de productores y consumidores empezaron a reunirse para imaginar un espacio que sumase “pensamiento creativo, comercio justo, cultura ecológica” y educación para una “vida sustentable”, según reza su misión.
Gabriela Jiménez, de la panadería artesanal Cumpanis, recuerda que se encontraban en casa de Rolf Ruge (quien falleció a fines de enero yfungía como presidente de AAMOR , como destacó The Tico Times ). “Nos reuníamos todas las semanas, por dos años. Era por puro corazón”, recuerda Jiménez.
En mayo del 2010, se congregaban 23 productores en 13 toldos. Hoy, tienen en cola 300 aplicaciones para unirse a la feria. El proceso de selección es muy riguroso e incluye visitas a las fincas, certificaciones de producción orgánica, pruebas de comidas preparadas y demás requisitos, según el tipo de oferta. Existen otros mercados con alimentos de producción orgánica; la ventaja de la feria es que aquí, están concentradas y en rica variedad.
‘Orgánico, local, escala adecuada, biodegradable, compostable, reciclable, delicioso, respeto por los pueblos autóctonos, innovador, emprendedor… En esa lista está una gran parte de la esencia de la feria. A los oferentes que ya están dentro se les pide un proceso de mejora’, señala Grau.
¿Es más costoso comprar en Aranjuez que en otros sitios? Sí; para los organizadores, el consumidor sabe que paga precio mayor por productos diferenciados.
“Es un evento de convergencia de personas que comparten valores de sostenibilidad y buen vivir”, subraya Grau.
En el sitio coinciden puestos de comida con panes artesanales, comidas en locales como Tierra Viva y Taza Amarilla, jugos naturales y helados. En las mesitas dispuestas en torno a las plantas, se disfruta de la música, el sol y el murmullo de los compradores, ahora amigos.
El éxito de la feria implica, por supuesto, crecimiento para los agricultores. Muchos han invertido en transportes, métodos y locales nuevos. “Ver a pequeños agricultores y pequeños empresarios que está creciendo es, para nosotros, una de las mayores satisfacciones”, confiesa Grau. Según cálculos de AAMOR, la feria genera 500 empleos directos y hasta 1.800 indirectos.
Por ejemplo, el suegro de Olman Vargas, vendedor en la feria, amplió la producción de su Finca Mapuchi en San Mateo de Alajuela. ¿Qué diferenció a la feria de Aranjuez? “La gente se informa. Piden, por ejemplo, el certificado de producción orgánica y se va más confiada, más tranquila, porque sabe que el producto que se está llevando es de calidad certificada”, comentó Vargas.
“Ha sido una incubadora de proyectos muy originales en Costa Rica”, dice Gabriela Jiménez. Con su esposo, está por abrir un local de Cumpanis en Los Yoses.
Sin embargo, hay dos grandes desafíos para la Feria Verde. El primero es evidente para cualquier visitante: el parqueo se queda corto. Si asiste a la feria y debe comprar muchos productos, procure llegar temprano para conseguir espacio.
El otro reto es la sostenibilidad financiera: la inversión en los procesos de selección y gestión es alta. También pagan a los encargados de montaje y limpieza. “La cuadrilla está conformada por gente del barrio. Son gente que no tenía trabajo, de una zona en riesgo social (Lotes Volio)”, detalla.
A la Feria Verde de Aranjuez se podrían sumar dos más este año: una en Jacó y otra en Ciudad Colón. El verde no se agota.
La Feria Verde de Aranjuez se celebra cada sábado, de las 7 a .m. a la 1 p. m. en el Polideportivo de barrio Aranjuez, ubicado de la Iglesia Santa Teresita (barrio Escalante) 300 m al norte y 300 m al oeste. Más información en el sitio www.feriaverde.org.
Nota tomada de La Nación